Fútbol y Ciencia
27 de mayo de 2005
Se pueden hacer muchas cosas para entender la ciencia. Sólo hace falta un poco de inquietud y un mínimo de preocupación. Una manera, nada desdeñable de hacerlo es leer mis artículos al respecto. Pero mi mentalidad científica sería un fraude si no os aconsejara a divulgadores de talla muy superior a la mía. Se me ocurren varios nombres: Isaac Asimov, Carl Sagan, Richard Dawkins y Felipe González. El último tiene interés para comparar lo que es intentar explicar las cosas con lo que es intentar manipular los hechos.
El noventa por ciento de los potenciales lectores de este artículo habrán corrido a la librería más cercana para adquirir cualquier libro de los autores anteriormente citados, lo cual haría bajar enormemente mi motivación, si no fuera porque el noventa por ciento de cero sigue siendo cero. Así que sigo a lo mío y voy a explicar cómo se puede comprender parte del funcionamiento de la ciencia de una manera tan insospechada como es viendo partidos de fútbol.
Fue el Premio Nóbel de Física Richard Feynman quien dijo que intentar descubrir las leyes de la física era como tratar de comprender las reglas del ajedrez solamente viendo partidas. Pero, para no repetirle, prefiero adaptar el ejemplo al fútbol. Podemos comparar la mejora del conocimiento de la fuerza de la Gravedad a lo largo de la Historia con el proceso de aprendizaje de las reglas del fútbol viendo partidos.
Imaginemos que comenzamos a ver el primer partido de fútbol de nuestra vida, se puede comparar con cuando los primeros humanos poblaron el planeta. En aquel tiempo todo era nuevo y extraño. Tan nuevo y extraño como para nosotros supondría el deporte del balompié si no tuviéramos idea de lo que es. Comprobaríamos algo al principio, y es que hay 23 individuos en un rectángulo de césped golpeando una esfera con el pie.
Los primeros humanos se hallaban en un estado igual de primario en cuanto a la comprensión de la Gravedad. Podían saber que los cuerpos caían hacia abajo, y que el Sol, la Luna y las estrellas giraban alrededor por encima de ellos, en el cielo. Poco más para empezar.
Rápidamente evoluciona el partido y vemos que hay dos equipos de 11 jugadores, cada uno de ellos con un integrante muy peculiar, que viste distinto y coge el balón con las manos. También a esta altura hemos comprendido que el personaje número 23 no interviene en el juego, sino que maneja un silbato y da órdenes a los demás, casi todas ellas protestadas.
Esto podría equivaler al estado de los antiguos griegos en su conocimiento de la gravedad, quienes tras mucho observar el cielo habían llegado a predecir los movimientos de los objetos celestes, y tenían alguna especulación primaria acerca de la causa por la que los cuerpos caen hacia la tierra.
Tal vez el primer partido no veamos ningún gol, pero ya estaremos en condiciones de entender mucho de lo básico, como que el balón no puede salir del rectángulo de juego, que el portero no puede jugar con la mano fuera del área, y que no vale pegar patadas a los rivales para hacerse con la esfera.
Aún habrá reglas que no entendemos, pero aproximadamente estos avances fundamentales se dieron en le Renacimiento, cuando Copérnico, Galileo y Kepler fueron sucesivamente comprendiendo las reglas que rigen la Gravedad. Llegaron a la conclusión de que la Tierra no está en el centro del Universo, sino que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica. Además por esa época se comprendió que dos cuerpos caen a la misma velocidad a la tierra independientemente de su peso.
Después de ver suficiente número de partidos llegaremos a dominar lo más complicado del fútbol, como entender la regla del fuera de juego, o distinguir porqué unas faltas se lanzan directamente a la portería contraria mientras en otras es obligado pasar el balón a un compañero. Pensaremos que sabemos de sobra de fútbol, y no dudaremos en debatir acaloradamente con quien haga falta.
En ese estado se hallaban los conocimientos acerca de la Gravedad tras Isaac Newton. Su Ley de la Gravitación Universal hacía predicciones precisas sobre cualquier fenómeno gravitatorio, desde los movimientos celestes hasta el cálculo de trayectorias de balas de cañón. Sin embargo, con el paso de los siglos se comprobó cómo había observaciones que no cuadraban.
Podemos estar toda una vida viendo fútbol sin observar “sucesos extremos”, como que un balón, justo cuando va a entrar en la portería, golpee una paloma que pasa volando por allí y rebote hacia fuera. O que un delantero reviente el balón y este cruce desinflado la meta contraria. Si esto ocurriese, nos preguntaríamos si valen los goles o no, y asumiríamos que no conocemos aún las leyes del fútbol a la perfección.
Del mismo modo, con la mejora de los instrumentos de medición y observación se vio que la Ley de Gravitación de Newton, y por tanto el conocimiento de la Gravedad no era tan precisa en sucesos extremos. Hubo que esperar a Einstein, quien con la Relatividad General daba respuesta las dudas que habían surgido.
Y en ese estado nos hallamos en la actualidad. Ya dominamos las reglas del fútbol a la perfección, y también creemos que las de la Gravedad se hallan bajo control. Sin embargo, nos gustaría unificar esas nociones con otros campos del conocimiento, para tener un dominio más profundo del fútbol por un lado y del Universo por otro.
Tal vez en fútbol nos gustaría entender todo lo que sucede alrededor del partido, incluyendo porqué hay entrenadores tan defensivos en los banquillos, porque hay algunos espectadores tan incivilizados o porqué David Beckham, habiendo demostrado tan poco en el Real Madrid, hace tantos anuncios en la tele. Para ello no basta con el conocimiento profundo del reglamento del fútbol. Hay que buscar otro tipo de explicaciones.
En cuanto a la gravitación, nos gustaría unificarla con el conocimiento de las otras tres fuerzas físicas, la nuclear fuerte, la nuclear débil y la electromagnética. Querríamos una teoría unificada entre la que nos explica una y la que nos esclarece las otras tres. Sería la llamada Teoría Final, que serviría para comprender los fenómenos físicos en su totalidad. Esa Teoría aún no se ha alcanzado, y sobre ella hablaremos próximamente.
Aristarco el Bolchevique (Alejandría Revolucionaria)
El noventa por ciento de los potenciales lectores de este artículo habrán corrido a la librería más cercana para adquirir cualquier libro de los autores anteriormente citados, lo cual haría bajar enormemente mi motivación, si no fuera porque el noventa por ciento de cero sigue siendo cero. Así que sigo a lo mío y voy a explicar cómo se puede comprender parte del funcionamiento de la ciencia de una manera tan insospechada como es viendo partidos de fútbol.
Fue el Premio Nóbel de Física Richard Feynman quien dijo que intentar descubrir las leyes de la física era como tratar de comprender las reglas del ajedrez solamente viendo partidas. Pero, para no repetirle, prefiero adaptar el ejemplo al fútbol. Podemos comparar la mejora del conocimiento de la fuerza de la Gravedad a lo largo de la Historia con el proceso de aprendizaje de las reglas del fútbol viendo partidos.
Imaginemos que comenzamos a ver el primer partido de fútbol de nuestra vida, se puede comparar con cuando los primeros humanos poblaron el planeta. En aquel tiempo todo era nuevo y extraño. Tan nuevo y extraño como para nosotros supondría el deporte del balompié si no tuviéramos idea de lo que es. Comprobaríamos algo al principio, y es que hay 23 individuos en un rectángulo de césped golpeando una esfera con el pie.
Los primeros humanos se hallaban en un estado igual de primario en cuanto a la comprensión de la Gravedad. Podían saber que los cuerpos caían hacia abajo, y que el Sol, la Luna y las estrellas giraban alrededor por encima de ellos, en el cielo. Poco más para empezar.
Rápidamente evoluciona el partido y vemos que hay dos equipos de 11 jugadores, cada uno de ellos con un integrante muy peculiar, que viste distinto y coge el balón con las manos. También a esta altura hemos comprendido que el personaje número 23 no interviene en el juego, sino que maneja un silbato y da órdenes a los demás, casi todas ellas protestadas.
Esto podría equivaler al estado de los antiguos griegos en su conocimiento de la gravedad, quienes tras mucho observar el cielo habían llegado a predecir los movimientos de los objetos celestes, y tenían alguna especulación primaria acerca de la causa por la que los cuerpos caen hacia la tierra.
Tal vez el primer partido no veamos ningún gol, pero ya estaremos en condiciones de entender mucho de lo básico, como que el balón no puede salir del rectángulo de juego, que el portero no puede jugar con la mano fuera del área, y que no vale pegar patadas a los rivales para hacerse con la esfera.
Aún habrá reglas que no entendemos, pero aproximadamente estos avances fundamentales se dieron en le Renacimiento, cuando Copérnico, Galileo y Kepler fueron sucesivamente comprendiendo las reglas que rigen la Gravedad. Llegaron a la conclusión de que la Tierra no está en el centro del Universo, sino que gira alrededor del Sol en una órbita elíptica. Además por esa época se comprendió que dos cuerpos caen a la misma velocidad a la tierra independientemente de su peso.
Después de ver suficiente número de partidos llegaremos a dominar lo más complicado del fútbol, como entender la regla del fuera de juego, o distinguir porqué unas faltas se lanzan directamente a la portería contraria mientras en otras es obligado pasar el balón a un compañero. Pensaremos que sabemos de sobra de fútbol, y no dudaremos en debatir acaloradamente con quien haga falta.
En ese estado se hallaban los conocimientos acerca de la Gravedad tras Isaac Newton. Su Ley de la Gravitación Universal hacía predicciones precisas sobre cualquier fenómeno gravitatorio, desde los movimientos celestes hasta el cálculo de trayectorias de balas de cañón. Sin embargo, con el paso de los siglos se comprobó cómo había observaciones que no cuadraban.
Podemos estar toda una vida viendo fútbol sin observar “sucesos extremos”, como que un balón, justo cuando va a entrar en la portería, golpee una paloma que pasa volando por allí y rebote hacia fuera. O que un delantero reviente el balón y este cruce desinflado la meta contraria. Si esto ocurriese, nos preguntaríamos si valen los goles o no, y asumiríamos que no conocemos aún las leyes del fútbol a la perfección.
Del mismo modo, con la mejora de los instrumentos de medición y observación se vio que la Ley de Gravitación de Newton, y por tanto el conocimiento de la Gravedad no era tan precisa en sucesos extremos. Hubo que esperar a Einstein, quien con la Relatividad General daba respuesta las dudas que habían surgido.
Y en ese estado nos hallamos en la actualidad. Ya dominamos las reglas del fútbol a la perfección, y también creemos que las de la Gravedad se hallan bajo control. Sin embargo, nos gustaría unificar esas nociones con otros campos del conocimiento, para tener un dominio más profundo del fútbol por un lado y del Universo por otro.
Tal vez en fútbol nos gustaría entender todo lo que sucede alrededor del partido, incluyendo porqué hay entrenadores tan defensivos en los banquillos, porque hay algunos espectadores tan incivilizados o porqué David Beckham, habiendo demostrado tan poco en el Real Madrid, hace tantos anuncios en la tele. Para ello no basta con el conocimiento profundo del reglamento del fútbol. Hay que buscar otro tipo de explicaciones.
En cuanto a la gravitación, nos gustaría unificarla con el conocimiento de las otras tres fuerzas físicas, la nuclear fuerte, la nuclear débil y la electromagnética. Querríamos una teoría unificada entre la que nos explica una y la que nos esclarece las otras tres. Sería la llamada Teoría Final, que serviría para comprender los fenómenos físicos en su totalidad. Esa Teoría aún no se ha alcanzado, y sobre ella hablaremos próximamente.
Aristarco el Bolchevique (Alejandría Revolucionaria)
0 comentarios:
Publicar un comentario