Pues sí,
ha muerto Jack Palance, uno de esos rostros del cine díficiles de olvidar. Amenazador, perverso, inquietante y malo, malo a rabiar. Nunca ha habido un villano como Jack Palance. Y es que su vida no fue ningún camino de rosas. Nació en 1919 en una localidad minera de Pennsylvania llamada Lattimer Mines, y era hijo de un inmigrante ucraniano que había llegado para trabajara en las minas de carbón. El propio Palance, que se llamaba en realidad Vladimir Palaniuk, trabajó como minero cuando era joven.
Dejó el carbón para intentar hacer carrera como boxeador, ya que tenía un físico realmente portentoso (1'91 de estatura), y llegó a ser profesional de este deporte con el nombre de Jack Brazzo, ganando los 15 primeros combates que disputó, antes de ser derrotado por Joe Baksi, un boxeador de nivel mundial, en 1940.
Luego Estados Unidos entró en la 2º Guerra Mundial, y Palance, como tantos miles de jóvenes se incorporó al ejército, en concreto a la aviación. Precisamente en la guerra sufrió un accidente que le provoco graves quemaduras en la cara. Hubo de someterse a cirugía estética para arreglar sus heridas, aunque le quedaron algunas marcas en la cara. El no lo sabía, pero esas secuelas iban a ayudarle mucho en el futuro contribuyendo a darle a su rostro un aspecto mucho más amenazante. Recibió varias condecoraciones como heroe de guerra.
De vuelta a su país, se matriculó en la Universidad de Stanford, en Carolina del Norte, donde se graduó en arte dramático en 1949. Luego comenzó su carrera como actor, primero en el teatro, donde Elia Kazan le dió su primera gran oportunidad al elegirle como sustituto de Marlon Brando en Un tranvía llamado deseo, y luego en el cine, debutando precisamente a las órdenes de Kazan en
Pánico en las calles (1950), donde intrerpretaba, como no, a un asesino.
Recibió su primera nominación al Oscar como mejor actor secundario por
Sudden Fear (1952), un film de intriga producido por la RKO y protagonizado por Joan Crawford. Ese año el año el Oscar se lo llevó, merecidamente, Anthony Quinn por Viva Zapata.
Sudden Fear (1952)
Pero uno de los grandes momentos de su carrera llegaría al año siguiente con su interpretación del inolvidable y terrible asesino a sueldo Jack Wilson en el western
Raíces Profundas (1953). Si una de las (pocas) debilidades del film está en el protagonismo de un actor tan mediocre como Alan Ladd, no puede decirse lo mismo de Jack Palance. En realidad Palance aparece pocos minutos, practicamente no habla y matar, lo que se dice matar, solo mata al campesino interpretado por Elisha Cook Jr. Sin embargo su sola presencia ya producía espanto. Vestido de negro, llegaba de forma silenciosa, descendía del caballo muy lentamente, marcando los tiempos y nunca dejaba de esbozar una sonrisa bajo una mirada sádica. No perdió el gesto hasta el final, cuando cayó abatido por Shane en el saloon. Por este papel recibió su segunda nominación al oscar, pero fue derrotado, esta vez creo que de forma bastante injusta, por el Frank Sinatra de De quí a la eternidad.
Después realizó todo tipo de papeles en las más variadas producciones. Fue el Atila de la superproducción histórica
Atila el Rey de los Hunos (1954), un película perjudicada por su tendenciosidad ideológica pero donde Palance cumple sobradamente con un papel bastante a su medida.
También fue el chantajeado actor Charles Castle de
El gran cuchillo (1955) de Robert Aldrich, una excelente película con un Palance muy alejado de sus papeles de malo.
Atila el Rey de los Hunos (1954)
El Gran Cuchillo (1955)
Repetiría con Aldrich en la bélica
Attack (1956), ambientada en la Segunda Guerra Mundial y que fue uno de los primeros films en cuestionar la imagen heroica e impoluta de los militares norteamericanos. En su día fue muy polémica, pues mostraba abiertamente la corrupción y la cobardía de los mandos del ejército.
Se puede destacar también el melancólico western sobre el declinar de los cowboys
Monte Waslh (1970), así como la curiosa
Orgullo de estirpe (1971), de John Frankenheimer (y con guión de Dalton Trumbo), ambientada en Afganistán y que trata sobre la buzhashi, una durísima competición a caballo muy popular entre las tribus nómadas de aquel país. O el colosal fiasco de
Austerlitz (1960), de Abel Gance, producción histórica sobre Napoleón Bonaparte que fracasó en todas partes.
Jack Palance fue un revolucionario al menos en dos ocasiones, una en
Los Profesionales (1966) de
Richard Brooks, un gran western ambientado en la Revolución Mexicana y donde compartió cartel con grandes actores como Lee Marvin, Burt Lancaster, Claudia Cardinale, o Robert Ryan. Y otra, como no, en el
Che! (1969) de Richard Fleischer, donde daba vida al mismísimo Fidel Castro, al lado de un Che con el rostro de Omar Sharif (terrible error de casting). Sí, ya se que la película es muy mala, pero hay que mirar el lado positivo, por ejemplo en Chile y Argentina su estreno fue recibido con cócteles Molotov por los fascistas, y no por ser mala película (los fascistas no ven las películas, solo protestan), sino por ser del Che...
Los Profesionales (1966)
Lo cierto es que en los años 60 Palance trabajó en multitud de producciones europeas en varios países, entre ellos España, donde hizo Las Vegas, 500 millones (1968) con Antonio Isasi. La mayoría de las películas de esta época europea son bastante malas, aunque destaca
El desprecio (1963) de Jean-Luc Godard, film escandaloso que adaptaba una novela de Alberto Moravia y que fue prohibido en España por la censura, o también
El juicio final (1961) de Vitorio de Sica. ¿Os imaginaís el Juicio Final transmitido en directo por televisión? Pues de eso va la película...
A parte de esto hizo bodrios infumables a las ordenes de los más cutres directores italianos, desde Sergio Corbucci hasta Umberto Lenzi, pasando por Joe D'Amato, considerado uno de los peores directores de todos los tiempos y que dejaría a Ed Wood como un genio del celuloide. Su participación en el subproductor erótico-pajero Eva Negra (1977) fue tal vez el punto más bajo en la carrera de este gran actor. Pero, en fin, todos tenemos que comer, ¿no?
También hizo varias incursiones en el genero de terror, interpretando a personajes como
Dracula (1973) o el
Dr Jeckill y Mr Hyde (1968) en sendas producciones televisivas.
Drácula (1973)
En los años 80 regresó a Estados Unidos donde vivió semirretirado durante unos años, participando esporádicamente en algunas películas y destacando sus roles secundarios en Solos en la oscuridad (1982), Bagdad Cafe (1987), Arma Joven (1988), Batman (1989) o Tango y Cash (1989) La insistencia tuvo por fin su recompensa en 1991 con
Cowboys de ciudad, una divertida y exitosa comedia que homenajeaba al mundo del western (de ahi la presencia de Palance) y gracias a la cual ganó por fin el Oscar al mejor actor secundario. Era la tercera nominación en su larga carrera como actor.
A partir de ahí trabajó solo esporádicamente en algunos productos mediocres, incluyendo varios telefilms, series de televisión, o poniendo voz a dibujos animados. No hay nada destacable en esta última etapa, aunque es muy meritorio que a su avanzada edad aun siguiera trabajando con asiduidad.
Jack Palance era muy aficionado a la pintura, y además hablaba seis idiomas: ucraniano, ruso, italiano, español, francés e inglés.
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