Sputnik, la Revolución en el espacio
4 de octubre de 2007
Hoy hace 50 años que la Unión Soviética lograba un hito en la historia del desarrollo científico: colocar un satélite artificial en órbita alrededor de la Tierra. De este modo, el 4 de octrubre de 1958 se abría una etapa completamente nueva en la historia de la humanidad: la era espacial.
El Sputnik-1 era una esfera de aluminio de 58 centímetros de diámetro de la que salían cuatro antenas conectadas a varios tranmisores. Su peso total era de 83 kg, y fue diseñado exclusivamente con propósitos de exploración científica, permitiendo conocer mejor la composición de las capas superiores de la atmósfera terrestre.
El lanzamiento se realizó desde el Cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán, y fue posible gracias al gran desarrollo alcanzado por la Unión Soviética en la construcción de cohetes de larga distancia. En concreto el Sputnik-1 fue lanzado con una versión modificada del R-7 Semyorka, un cohete balístico intercontinental que estaba impulsado por veinte motores (cuatro para cada uno de los cuatro cohetes de primera fase y los cuatro restantes para el vehículo principal).
Sólo un mes más tarde, el 3 de noviembre, la Unión Soviética lanzaba el Sputnik-2 llevando a bordo a la perrita Laika, que demostraba que los seres vivos también podían viajar al espacio y sobrevivir.
Tras agotar sus baterías, el Sputnik-1 se desintegró al reentrar en las capas densas de la atmósfera, el día 4 de enero de 1958. Durante 92 días había dado 1.367 vueltas a la Tierra, a una velocidad media de casi 8 kilómetros por segundo.
Enlaces:
Sputnik-1, el nacimiento de los compañeros de viaje
La creación del Sputnik
El Sputnik-1 era una esfera de aluminio de 58 centímetros de diámetro de la que salían cuatro antenas conectadas a varios tranmisores. Su peso total era de 83 kg, y fue diseñado exclusivamente con propósitos de exploración científica, permitiendo conocer mejor la composición de las capas superiores de la atmósfera terrestre.
El Cohete R-7 antes del lanzamiento
El lanzamiento se realizó desde el Cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán, y fue posible gracias al gran desarrollo alcanzado por la Unión Soviética en la construcción de cohetes de larga distancia. En concreto el Sputnik-1 fue lanzado con una versión modificada del R-7 Semyorka, un cohete balístico intercontinental que estaba impulsado por veinte motores (cuatro para cada uno de los cuatro cohetes de primera fase y los cuatro restantes para el vehículo principal).
Sólo un mes más tarde, el 3 de noviembre, la Unión Soviética lanzaba el Sputnik-2 llevando a bordo a la perrita Laika, que demostraba que los seres vivos también podían viajar al espacio y sobrevivir.
Tras agotar sus baterías, el Sputnik-1 se desintegró al reentrar en las capas densas de la atmósfera, el día 4 de enero de 1958. Durante 92 días había dado 1.367 vueltas a la Tierra, a una velocidad media de casi 8 kilómetros por segundo.
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