Recordando a James Whale (1889-1957)
29 de mayo de 2007
Hoy se cuplen 50 años de la muerte del cineasta británico James Whale, uno de los grandes del cine de terror y autor de películas como Frankenstein (1931), El hombre invisible (1933) o La novia de Frankestein (1935).
Había nacido el 22 de julio de 1889 y provenía de una familia humilde de Dudley, una ciudad mediana situada a unos 20 kms de Birmingham. En su adolescencia compaginaba empleos mal pagados con clases nocturnas en la Escuela de Artes y Oficios de su localidad. Fue combatiente durante la Primera Guerra Mundial, e incluso estuvo en un campo de prisioneros alemán, donde organizaba funciones de teatro junto a otros presos.
Tras la guerra se fue a Londres, donde comenzó su carrera en el teatro desempeñando los más variados oficios: actor secundario, diseñador de escenarios, de vestuario... hasta llegar a director.
Gracias al éxito de uno de sus montajes, en concreto la obra antibélica Journey's End, consiguió notoriedad y se le abrieron las puertas de Broadway, y poco tiempo después, de Hollywood. Era la época de la llegada del cine sonoro, y sus primeros trabajos consistieron precisamente en dirigir escenas de dialogos en películas que algunos directores procedentes del cine mudo no sabían solventar. Suyas fueron por ejemplo algunas escenas de Angeles del infierno (1930), de Howard Hughes.
La primera película que dirigió fue precisamente una versión del éxito teatral Journey's End, en 1930 y producida por la compañía británica Gainsborough Pictures. Poco después fue fichado por la Universal, donde tras debbutar con El puente de Waterloo (1931), dirigiría sus más famosos films de terror, unas películas que marcarían un antes y un depués en el género. James Whale y Tod Browning, el autor de Drácula (1931) y Freaks (1932), fueron los más importantes directores de la primera "edad de oro" del cine de terror.
La primera de estas películas fue Frankenstein (1931), y no hay ni que decir la importancia que tuvo esta película. No fue su mejor película, y seguramente tampoco la mejor adaptación de la popular novela gótica, pero contiene secuencias de un lirismo realmente sobrecogedor, como ese momento en el que en monstruo juega con una niña en la orilla de un río.
Y ni que decir tiene que la caracterización de Boris Karloff (obra del famoso maquillador Jack Pierce) resulta inigualable, hasta el punto de que en la cultura popular Frankenstein ha quedado como ese ser con el cráneo cilíndrico cosido y dos tornillos que salen del cuello, una imagen que poco tiene que ver con la descripción que hizo Mary Shelley en su novela (y que intentó rescatar con más bien poca fortuna Kenneth Branagh en su versión de 1994, con Robert de Niro de protagonista). Cada día de rodaje, Karloff se pasaba seis horas en la sala de maquillaje.
El caso en que el Frankenstein de Whale fue un éxito rotundo y Karloff se conviritió en estrella del género. Después llegó El caserón de las sombras (1932), otra joyita últimamente muy reivindicada, en la que unos viajeros reciben alojamiento en un viejo caserón que resulta estar lleno de tarados y dementes... De 1933 es la mucho más conocida El hombre invisible, sobre la novela de H.G.Wells. Pienso que es más una comedia negra que una cinta de terror, pero muy entretenida en cualquier caso y con unos ingeniosos efectos visuales obra de John Fulton.
La mayoría de la gente considera que la mejor película de Whale fue La novia de Frankenstein (1935), una secuela del original con Karloff repitiendo numerito y la gran Elsa Lanchester en su doble papel de novia del monstruo y de la propia Mary Shelley, que actua como narradora al principio de la película, contándonos como continua su historia. En este caso, y sin que sirviera de precedente (al menos hasta El Padrino...), una secuela superaba al original. No es tanto una película de terror, sino que mezcla comedia, drama y terror, tratando además temas como la intolerancia, la amistad o la necesidad de afecto.
El momento en el que Frankenstein crea a su novia es realmente genial, y no faltan incluso secuencias provocadoras, como cuando el monstruo es capturado en el bosque por una multitud enfervorecida y lo alzan atado a un tronco, recordando mucho a la iconografía de Jesucristo en la cruz.
Tras esta película la carrera de Whale cayó en picado. La Universal no le dejaba suficiente libertad creativa y sus films tuvieron cada vez peor acogida. A esto se unía su caracter depresivo y autodestructivo, y un estilo de vida un tanto alocado. De esta época podemos descatar Magnolia (1936), primera versión en el cine del famoso musical de Broadway, o El hombre de la mascara de hierro (1939), sobre la novela de Alejandro Dumas y que es uno de los clásicos del súbgenero "de capa y espada"
Tras diez años haciendo películas, en 1941 decidió retirarse a su mansión de Pacific Palisades (California) y dedicarse a otra de sus pasiones, la pintura, además de (como se suele decir) vivir la vida, porque a Whale le gustaba eso de las pool-parties, con chicos en tanga y opiáceos por doquier.
Murió el 29 de mayo de 1957. Los que habéis visto Dioses y Monstruos (1998) sabreis que su cadáver fue encontrado flotando en la piscina de su mansión. Aunque su muerte fue objeto de especulaciones sobre un posible asesinato, hoy tenemos pocas dudas de que Whale se suicidó. Su estado de ánimo depresivo, sus problemas de salud derivados de una apoplegia, unido todo ello a la insatisfacción sobre como había sido tratado por la industria del cine, le llevaron a poner fin a su vida cuando tenía 67 años.
Dioses y monstruos no es propiamente un biopic sobre Whale, sino una recreación ficticia del último tramo de su vida, marcada por la decadencia y la nostalgia, y se centra en su relación con un joven que trabaja en su jardín y por el que se siente atraído sexualmente. La interpretación de Ian McKellen (homosexual declarado, como Whale) es con diferencia lo mejor del film, que también contiene algunos flash-backs sobre el rodaje de La novia de Frankestein. Recomendable.
Bueno, he querido recordar aquí a ese gran cineasta, con frecuencia olvidado y en parte maldito, pese a su importancia decisiva en la evolución del cine de terror y en la propia cultura popular del siglo XX.
Algunos enlaces de interés:
Universal: sus comienzos y el género de terror
Homenaje a James Whale
Los primeros creadores de la Universal
Cine gótico
La creación de Frankenstein
Boris Karloff
The James Whale Nexus
Escuchando Accident à Londres, Souvenir
Había nacido el 22 de julio de 1889 y provenía de una familia humilde de Dudley, una ciudad mediana situada a unos 20 kms de Birmingham. En su adolescencia compaginaba empleos mal pagados con clases nocturnas en la Escuela de Artes y Oficios de su localidad. Fue combatiente durante la Primera Guerra Mundial, e incluso estuvo en un campo de prisioneros alemán, donde organizaba funciones de teatro junto a otros presos.
Tras la guerra se fue a Londres, donde comenzó su carrera en el teatro desempeñando los más variados oficios: actor secundario, diseñador de escenarios, de vestuario... hasta llegar a director.
Gracias al éxito de uno de sus montajes, en concreto la obra antibélica Journey's End, consiguió notoriedad y se le abrieron las puertas de Broadway, y poco tiempo después, de Hollywood. Era la época de la llegada del cine sonoro, y sus primeros trabajos consistieron precisamente en dirigir escenas de dialogos en películas que algunos directores procedentes del cine mudo no sabían solventar. Suyas fueron por ejemplo algunas escenas de Angeles del infierno (1930), de Howard Hughes.
Journey's End (1930)
La primera película que dirigió fue precisamente una versión del éxito teatral Journey's End, en 1930 y producida por la compañía británica Gainsborough Pictures. Poco después fue fichado por la Universal, donde tras debbutar con El puente de Waterloo (1931), dirigiría sus más famosos films de terror, unas películas que marcarían un antes y un depués en el género. James Whale y Tod Browning, el autor de Drácula (1931) y Freaks (1932), fueron los más importantes directores de la primera "edad de oro" del cine de terror.
La primera de estas películas fue Frankenstein (1931), y no hay ni que decir la importancia que tuvo esta película. No fue su mejor película, y seguramente tampoco la mejor adaptación de la popular novela gótica, pero contiene secuencias de un lirismo realmente sobrecogedor, como ese momento en el que en monstruo juega con una niña en la orilla de un río.
Frankenstein (1931)
Y ni que decir tiene que la caracterización de Boris Karloff (obra del famoso maquillador Jack Pierce) resulta inigualable, hasta el punto de que en la cultura popular Frankenstein ha quedado como ese ser con el cráneo cilíndrico cosido y dos tornillos que salen del cuello, una imagen que poco tiene que ver con la descripción que hizo Mary Shelley en su novela (y que intentó rescatar con más bien poca fortuna Kenneth Branagh en su versión de 1994, con Robert de Niro de protagonista). Cada día de rodaje, Karloff se pasaba seis horas en la sala de maquillaje.
Boris Karloff siendo maquillado
El caso en que el Frankenstein de Whale fue un éxito rotundo y Karloff se conviritió en estrella del género. Después llegó El caserón de las sombras (1932), otra joyita últimamente muy reivindicada, en la que unos viajeros reciben alojamiento en un viejo caserón que resulta estar lleno de tarados y dementes... De 1933 es la mucho más conocida El hombre invisible, sobre la novela de H.G.Wells. Pienso que es más una comedia negra que una cinta de terror, pero muy entretenida en cualquier caso y con unos ingeniosos efectos visuales obra de John Fulton.
El hombre invisible (1933), con Claude Rains y Gloria Stuart
La mayoría de la gente considera que la mejor película de Whale fue La novia de Frankenstein (1935), una secuela del original con Karloff repitiendo numerito y la gran Elsa Lanchester en su doble papel de novia del monstruo y de la propia Mary Shelley, que actua como narradora al principio de la película, contándonos como continua su historia. En este caso, y sin que sirviera de precedente (al menos hasta El Padrino...), una secuela superaba al original. No es tanto una película de terror, sino que mezcla comedia, drama y terror, tratando además temas como la intolerancia, la amistad o la necesidad de afecto.
La novia de Frankenstein (1935)
El momento en el que Frankenstein crea a su novia es realmente genial, y no faltan incluso secuencias provocadoras, como cuando el monstruo es capturado en el bosque por una multitud enfervorecida y lo alzan atado a un tronco, recordando mucho a la iconografía de Jesucristo en la cruz.
Tras esta película la carrera de Whale cayó en picado. La Universal no le dejaba suficiente libertad creativa y sus films tuvieron cada vez peor acogida. A esto se unía su caracter depresivo y autodestructivo, y un estilo de vida un tanto alocado. De esta época podemos descatar Magnolia (1936), primera versión en el cine del famoso musical de Broadway, o El hombre de la mascara de hierro (1939), sobre la novela de Alejandro Dumas y que es uno de los clásicos del súbgenero "de capa y espada"
Tras diez años haciendo películas, en 1941 decidió retirarse a su mansión de Pacific Palisades (California) y dedicarse a otra de sus pasiones, la pintura, además de (como se suele decir) vivir la vida, porque a Whale le gustaba eso de las pool-parties, con chicos en tanga y opiáceos por doquier.
Murió el 29 de mayo de 1957. Los que habéis visto Dioses y Monstruos (1998) sabreis que su cadáver fue encontrado flotando en la piscina de su mansión. Aunque su muerte fue objeto de especulaciones sobre un posible asesinato, hoy tenemos pocas dudas de que Whale se suicidó. Su estado de ánimo depresivo, sus problemas de salud derivados de una apoplegia, unido todo ello a la insatisfacción sobre como había sido tratado por la industria del cine, le llevaron a poner fin a su vida cuando tenía 67 años.
Dioses y Monstruos (1998)
Dioses y monstruos no es propiamente un biopic sobre Whale, sino una recreación ficticia del último tramo de su vida, marcada por la decadencia y la nostalgia, y se centra en su relación con un joven que trabaja en su jardín y por el que se siente atraído sexualmente. La interpretación de Ian McKellen (homosexual declarado, como Whale) es con diferencia lo mejor del film, que también contiene algunos flash-backs sobre el rodaje de La novia de Frankestein. Recomendable.
Bueno, he querido recordar aquí a ese gran cineasta, con frecuencia olvidado y en parte maldito, pese a su importancia decisiva en la evolución del cine de terror y en la propia cultura popular del siglo XX.
Algunos enlaces de interés:
Escuchando Accident à Londres, Souvenir
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