Ausencia de malicia (1981)

24 de febrero de 2006


Ausencia de Malicia (1981)




Vi por la noche una película de 1981 titulada Ausencia de malicia, que me gustó bastante. Está dirigida por Sydney Pollack y protagonizada por Paul Newman y Sally Field, y creo que estuvo nominada a varios oscars ese año.

El tema de la película es el poder de los medios de comunicación que pueden arruinar la vida de una persona haciéndose eco de rumores o informaciones sin contrastar, y de como esas conductas inmorales quedan impunes al amparo de una mal entendida "libertad de prensa". También de como los poderes públicos se sirven de los medios filtrando aquellas informaciones que les conviene a sus intereses, en un juego inmoral en el que ambos salen beneficiados, pero a consta de vulnerar las leyes y perjudicar a ciudadanos inocentes.

La película se apoya en un guión y unos personajes muy bien construidos. No es una película de buenos y malos, pues todos los personajes tienen un lado bueno y tambien cosas que ocultar. Las motivaciones de todos ellos, como la periodista que unicamente quiere conseguir una exclusiva, el jefe de la policía que solo quiere resolver un caso de desaparición, o el comerciante que siendo inocente se ve implicado unicamente por los antecedentes de su familia, son legítimas y faciles de entender, pero todos ellos en algún momento toman decisiones que vulneran la legalidad o la ética, sin pensar en las personas que puedan verse perjudicadas por ello.


Sally Field en Ausencia de Malicia (1981)
Sally Field en Ausencia de Malicia (1981)


Paul Newman y Sally Field en Ausencia de Malicia (1981)
Paul Newman y Sally Field en Ausencia de Malicia (1981)



El final de la película es es este sentido ejemplar, pues no es el típico final feliz que deja a los malos entre rejas y a los buenos dando saltos de alegría, sino que deja ese poso de amargura que motiva a la reflexión de que finalmente los errores, aunque no tengan la intención de hacer daño, acaban pagándose.

El título de la película, Ausencia de malicia hace referencia a esto, y es que en las decisiones que tomamos en la vida, no es suficiente con no tener ánimo de hacer el mal, sino que es preciso pensar en los "daños colaterales" que pueden ocasionar nuestras decisiones a personas que no tienen culpa de nada. También es un llamado a la responsabilidad de los medios de comunicación, cuya enorme influencia a la hora de ensalzar o desprestigiar a una persona o a una institución, les obliga a ser especialimente prudentes a la hora de hacerse eco de informaciones no definitivamente contrastadas. Se trata de temas que hoy están tan vigentes o más que hace 25 años cuando se estrenó la película.



Escuchando Closer, Dido

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