Curiosidades de los Juegos Olímpicos de Invierno (2)
1 de febrero de 2010
Ambas hicieron su programa corto a la perfección, pero la controversia llegó en el programa largo. Primero patinaron los rusos, con un buen ejercicio aunque con algunos fallos (VER VIDEO). Luego llegó el turno de Salé y Pelletier, que enamoraron al público al ritmo de "Love Story" con un programa que rozó la perfección (VER VIDEO)
Cuando parecía que oro sería para ellos, los jueces sorprendieron otorgando el primer lugar del podio a los rusos, ante el descontento de la gran mayoría del público y la prensa. A partir de ahí hubo todo tipo de quejas y rumores, hasta el punto de que el COI y la Federación Internacional decidieron abrir una investigación.
Pocos días más tarde, la jueza francesa Marie-Reine Le Gougne reconoció que había favorecido a los rusos presionada por la federación de su país. A cambio, en la competición de danza los jueces rusos favorecerían a la pareja francesa que formaban Marina Anissina y Gwendal Peizerat, firmes candidatos al triunfo.
La decisión del COI fue salomónica, aunque no exenta de polémica: medalla de oro compartida para las dos parejas.
La final masculina de 1.000 metros de los Juegos de Salt Lake City 2002, tuvo el desenlace más sorprendente que uno se pueda imaginar. Para el australiano Steven Bradbury eran sus cuartos Juegos Olímpicos, y contra todo pronóstico logró meterse en la final de esta prueba. Había estado a punto de quedar eliminado en cuartos de final, pero la descalificación de un canadiense le permitió acceder a semifinales. De nuevo aquí le sonrió la fortuna, ya que al llegar a la última vuelta iba en quinta posición, hasta que una colisión entre tres patinadores que le precedían le permitió auparse al segundo puesto y acceder a la gran final.
Estaba claro que Bradbury era un tipo con suerte, pero lo que ocurrió en la final sobrepasó todo lo imaginable (VER VIDEO). Mientras los grandes favoritos peleaban por las medallas, Bradbury quedaba cada vez más rezagado y su lucha parecía unicamente por evitar la última posición.
Pero al llegar a la última curva se produjo el milagro. No se sabe como, pero el caso es que en el fragor de la lucha hubo un contacto y los cuatro primeros patinadores acabaron rodando por el suelo, cayendo como si fueran fichas de dominó. Bradbury logró esquivarlos y para sorpresa de todo el mundo, empezando por él mismo, cruzó la línea de meta en primer lugar, dandole a Australia la primera medalla de oro de su historia en unos Juegos de Invierno.
El suizo de 26 años Nicolas Bochatay era uno de los esquiadores que se habían clasificado para la final de esta prueba, a disputar el 23 de febrero en la pista de Les Arcs, a unos 60 kms de Albertville. Sin embargo, sólo tres horas antes de comenzar el evento y mientras entrenaba en una pista abierta al público, Bochatay sufrió un terrible accidente que acabó con su vida. Embebido en la rapidez, se salió por un talud y fue a darse de lleno contra una máquina de acondicionar la nieve, muriendo en el acto. Llevaba el dorsal número 13
La muerte de Bochatay resultó definitiva para eliminar del programa olímpico esta modalidad poco popular y demasiado peligrosa.
En 1974, cincuenta años después de aquella competición, un historiador deportivo descubrió un error en el cómputo de puntos, por el cual la medalla de bronce había sido erróneamente concedida al noruego Thorleif Haug, cuando en realidad correspondia al americano.
Anders Haugen recibió su medalla en una ceremonia especial organizada en Oslo el 12 de septiembre de 1974, cuando ya era un anciano de 85 años. Nunca en la historia un deportista había tardado tanto en recibir su premio.
El problema llegó cuando, en el control antidoping, Rebagliati dio positivo por marihuana. Inmediatamente fue desposeido de su medalla. Sin embargo, pocos días más tarde el Tribunal de Arbitraje Deportivo del COI revocó la decisión, ante los argumentos del canadiense que aseguró que no había fumado marihuana desde hacía varios meses, y que los restos hallados en su orina podían deberse a su frecuente exposición a ambientes de consumidores de esta sustancia. Ante la imposibilidad de rebatir estas afirmaciones, el Tribunal ordenó devolverle la medalla de oro.
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1 comentarios:
Pues muy mal hecho, porque la maría tiene un "high" que te hace flotar. Por descuído o no, estaba dotado de un poder sobrenatural que seguro le ayudó en sus saltos y a deslizarse por la nieve con la ligereza de un monje tibetano en éxtasis. Nos es justo. Que le den la medalla a Buda.
Interesante blog ,mezcla de deporte invernal y feminismo de aventuras, por lo que estoy viendo...
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