El pueblo ama a Kye Sun-Hui
7 de junio de 2008
Una de las más grandes deportistas de nuestro tiempo es la judoka norcoreana Kye Sun-Hui. Campeona olímpica y cuatro veces campeona mundial, sus triunfos impresionan tanto como su sencillez y sus cualidades humanas. Ella es un orgullo para Corea del Norte y para todos los socialistas del mundo.
Kye Sun-Hui nació el 2 de agosto de 1979 en Pyongyang. De niña era una buena estudiante y tenía aptitudes para las matemáticas, por lo que sus padres deseaban que fuera a la Universidad para estudiar ciencias. Sin embargo a ella le gustaban más los deportes, y sobre todo el judo. Como era delgada y baja de estatura, al principio los entrenadores no le veían muchas posibilidades. Pero ella no se rindió, y nadie pudo doblegarla. Su perseverancia impresionó al entrenador Pak Chol. Todos los días, al salir a la escuela, iba al gimnasio para entrenar duramente. Nunca se quejaba.
En 1995 participó por primera vez en los campeonatos nacionales, y acabó logrando el triunfo. Sin embargo no estaba totalmente satisfecha, porque lo que de verdad deseaba era medirse con las mejores judokas del mundo y en las competiciones más importantes, para así alegrar al Querido Líder Kim Jong Il y cubrir de gloria a la nación.
Su gran oportunidad llegaría al año siguiente. A pesar de su inexperiencia y de tener solamente 16 años, las autoridades deportivas la eligieron para representar a Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.
Las competiciones de judo en estos Juegos tuvieron lugar en el Georgia Congress Center de Atlanta. El 26 de julio le llegó el turno a las participantes en la categoría de menos de 48 kg para mujeres, en la que 23 judokas lucharían combate tras combate por alcanzar un lugar en el podio. La gran favorita era la japonesa de veinte años Ryoko Tamura. Subcampeona olímpica en Barcelona 92, Tamura no había perdido ni uno sólo de los 84 combates disputados en los siguientes cuatro años, y tenía en su haber dos títulos de campeona mundial. Proveniente del país donde nació este deporte, casi nadie dudaba de su triunfo olímpico en Atlanta.
Entre las participantes estaba Kye Sun-Hui, que nunca antes había competido fuera de su país. En Atlanta, nadie la conocía a ella, ni ella conocía a nadie. Tras su triunfo, reconoció que nunca había oído hablar de Ryoko Tamura ni de sus otras rivales. Los judokas de élite suelen preparan minuciosamente cada competición con sus entrenadores, analizando a sus posiles rivales, viendo vídeos de sus combates, etc. Esto les permite conocer sus puntos débiles y de este modo preparar mejor la estrategia. Kye Sun-Hui no necesitó nada de esto para ganar la medalla de oro.
Poco a poco y sin hacer ruido, la norcoreana fue derrotando a sus oponentes en el camino hacia la final. Primero a la holandesa Meijer, luego a la francesa Sarah Nichilo, y por último en seminales a la española Yolanda Soler. Contra todo pronóstico, Kye Sun-Hui se plantaba en la final olímpica para disputar la medalla de oro frente a la japonesa Ryoko Tamura. Todos se preguntaban quién era esa jovencita de enigmática mirada que osaba desafiar a las mejores judokas del mundo.
Un combate de judo femenino dura cuatro minutos, salvo que alguna de las judokas logre un ippon, en cuyo caso la victoria es suya. En ese tiempo hay que intentar puntuar lo máximo posible, mediante técnicas que son valoradas por unos jueces situados junto al tatami.
La final entre Tamura y Kye Sun-Hui será dificil de olvidar. Tamura no sólo era la gran favorita, sino que también contaba con el apoyo de la mayoría del público que seguía la competición desde las gradas. En Estados Unidos, la horrible propaganda de tantos años contra Corea del Norte hace que la gente se predisponga contra todo lo que venga de este país.
Nada de esto logró intimidar a Kye. Desde el inicio, la experimentada japonesa se vio sorprendida por la audacia y la agresividad de la coreana, que salió al ataque y sin ningún miedo ante la doble campeona mundial. Durante los primeros tres minutos del combate, ninguna de los dos fue capaz de puntuar, pero poco a poco la japonesa iba cediendo terreno a su rival. Por fin, a falta de sólo 22 segundos para el final, Kye logró enganchar la pierna de su rival y los jueces le concedieron un koka.
De este modo Kye ya casi podía tocar el oro con sus manos. Tamura, que no daba crédito a lo que sucedía, buscó desesperadamente darle la vuelta al marcador en los pocos segundos que quedaban, pero resultó inutil, e incluso los jueces le impusieron una penalización en los últimos instantes por un "falso ataque".
Terminado el combate, la japonesa arrodillada y con la mirada pérdida era la viva imagen de la derrota y la impotencia, mientras Kye Sun-Hui alzaba sus brazos con una gran sonrisa y corría a abrazarse con su entrenador, quien sin duda era una parte importante de su victoria. En la ceremonia de entrega de medallas, mientras sonaba el himno y era izada la bandera de su país, las lágrimas comenzaron a brotar de su joven y bello rostro. Había conseguido una medalla de oro para la gran nación coreana.
La victoria de Kye Sun-Hui fue una de las mayores sorpresas de los Juegos de Atlanta. Con sólo 16 años, era la campeona olímpica de judo más joven de la historia, algo que nadie ha superado hasta hoy.
El oro olímpico fue sólo el inicio de una carrera deportiva repleta de éxitos para Kye Sun-Hui, posiblemente la mejor deportista norcoreana de la historia.
En los Campeonatos del Mundo de París 1997 ganó la medalla de plata en la categoría de menos de 52 kg, perdiendo en la final con la francesa Marie-Claire Restoux. En 1998 ganó el oro en los Juegos Asiáticos celebrados en Bangkok, y al año siguiente ganó una medalla de bronce en los mundiales de Birmingham.
En Sydney 2000 Kye Sun-Hui participó en sus segundos Juegos Olímpicos. Fueron unos Juegos muy especiales para los coreanos, ya que por primera vez en la historia Corea del Norte y Corea del Sur desfilaron juntas bajo una misma bandera. Muchos coreanos presentes en Sydney animaron a sus deportistas sin distinción entre el Norte y el Sur. Hubo un ambiente de camaradería nunca visto antes.
A diferencia de lo ocurrido en Atlanta, Kye ya no era una desconocida, sino que estaba considerada como una de las favoritas para ganar el oro. Junto a ella también entraban en los pronósticos la japonesa Noriko Narazaki (vigente campeona mundial) y la cubana Legna Verdecia (bronce en Atlanta). Tras derrotar a varias rivales, Kye tuvo que verselas en semifinales precisamente con Verdecia, una experimentada judoka de 28 años procedente de Holguín. Fue un combate enormemente igualado en el que el triunfo cayó del lado cubano por hantei, es decir, por decisión de los jueces. Finalmente Legna Verdecia ganaría la medalla de oro, mientras Kye Sun-Hui tuvo que conformarse la medalla de bronce, muy meritoria por otro lado.
Tras los Juegos de Sydney, Kye incrementó su palmarés de forma espectacular. En 2001 ganó en Munich su primer título de campeona del mundo, tras vencer en la final a la alemana Raffaella Imbriani por ippon. Tras pasar a la categoría superior de menos de 57 kg, volvió a quedar campeona del mundo en Osaka 2003, superando en la final a otra alemana, Yvonne Bönisch. Con esta judoka Kye mantendría una intensa rivalidad en los años siguientes.
Los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 eran su tercera participación olímpica, y partía como gran favorita dada su condición de doble campeona mundial. Su victoria sobre la cubana Yurisleidys Lupetey (una ex-campeona mundial) en semifinales parecía un buen augurió para luchar por el oro. La final olímpica enfrentó de nuevo a las dos finalistas de los mundiales de 2003: Kye Sun-Hui y la alemana Yvonne Bönisch. Esta vez, sin embargo, Kye no pudo con la teutona, que en los primeros instantes del combate se adelantó en el marcardor con un yuko, y acabó llevándose la medalla de oro, dejando a Kye con la plata.
Kye Sun-Hui ganaba así su tercera medalla olímpica consecutiva, todas de diferentes metales y todas en diferentes categorías, algo que ninguna otra judoka ha conseguido nunca.
En los últimos años Kye ha continuado siendo la reina de su categoría. En los mundiales de El Cairo 2005 se tomó la revancha sobre Bönisch, derrotándola por ippon para hacerse con su tercera corona mundial. Por último, en los mundiales de Rio de Janeiro 2007, Kye volvió a llevarse el oro, venciendo esta vez en la final a la española Isabel Fernández por ippon.
Ser tres veces medallista olímpica y cuatro veces campeona mundial no es algo que esté al alcance de cualquiera. Pocos deportistas han llegado tan alto en su disciplina. Con muchos menos logros, algunos se muestran arrogantes y endiosados, como si se creyeran seres superiores. En cambio a Kye Sun-Hui no le gusta presumir ni alardear de sus éxitos. Es una persona sencilla, humilde y trabajadora, que lo entrega todo sin exigir nada a cambio. Sólo piensa en conseguir más victorias y poder dedicárselas a su nación y a su pueblo.
Una medalla de oro en los próximos Juegos Olímpicos de Beijing sería el broche perfecto para la carrera deportiva de esta mujer extraordinaria.
Kye Sun-Hui esta casada con Kim Chol, entrenador de judo, y compagina los entrenamientos con sus estudios de Educación Física en la Universidad de Pyongyang.
Su enorme deseo de victoria y voluntad de superación son su mayor tesoro. GOOD LUCK IN BEIJING!!!
Kye Sun-Hui nació el 2 de agosto de 1979 en Pyongyang. De niña era una buena estudiante y tenía aptitudes para las matemáticas, por lo que sus padres deseaban que fuera a la Universidad para estudiar ciencias. Sin embargo a ella le gustaban más los deportes, y sobre todo el judo. Como era delgada y baja de estatura, al principio los entrenadores no le veían muchas posibilidades. Pero ella no se rindió, y nadie pudo doblegarla. Su perseverancia impresionó al entrenador Pak Chol. Todos los días, al salir a la escuela, iba al gimnasio para entrenar duramente. Nunca se quejaba.
En 1995 participó por primera vez en los campeonatos nacionales, y acabó logrando el triunfo. Sin embargo no estaba totalmente satisfecha, porque lo que de verdad deseaba era medirse con las mejores judokas del mundo y en las competiciones más importantes, para así alegrar al Querido Líder Kim Jong Il y cubrir de gloria a la nación.
Su gran oportunidad llegaría al año siguiente. A pesar de su inexperiencia y de tener solamente 16 años, las autoridades deportivas la eligieron para representar a Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.
Atlanta 1996 - Combate entre Kye Sun-Hui y la japonesa Ryoko Tamura
Campeona Olímpica en Atlanta 1996
Las competiciones de judo en estos Juegos tuvieron lugar en el Georgia Congress Center de Atlanta. El 26 de julio le llegó el turno a las participantes en la categoría de menos de 48 kg para mujeres, en la que 23 judokas lucharían combate tras combate por alcanzar un lugar en el podio. La gran favorita era la japonesa de veinte años Ryoko Tamura. Subcampeona olímpica en Barcelona 92, Tamura no había perdido ni uno sólo de los 84 combates disputados en los siguientes cuatro años, y tenía en su haber dos títulos de campeona mundial. Proveniente del país donde nació este deporte, casi nadie dudaba de su triunfo olímpico en Atlanta.
Entre las participantes estaba Kye Sun-Hui, que nunca antes había competido fuera de su país. En Atlanta, nadie la conocía a ella, ni ella conocía a nadie. Tras su triunfo, reconoció que nunca había oído hablar de Ryoko Tamura ni de sus otras rivales. Los judokas de élite suelen preparan minuciosamente cada competición con sus entrenadores, analizando a sus posiles rivales, viendo vídeos de sus combates, etc. Esto les permite conocer sus puntos débiles y de este modo preparar mejor la estrategia. Kye Sun-Hui no necesitó nada de esto para ganar la medalla de oro.
Poco a poco y sin hacer ruido, la norcoreana fue derrotando a sus oponentes en el camino hacia la final. Primero a la holandesa Meijer, luego a la francesa Sarah Nichilo, y por último en seminales a la española Yolanda Soler. Contra todo pronóstico, Kye Sun-Hui se plantaba en la final olímpica para disputar la medalla de oro frente a la japonesa Ryoko Tamura. Todos se preguntaban quién era esa jovencita de enigmática mirada que osaba desafiar a las mejores judokas del mundo.
Un combate de judo femenino dura cuatro minutos, salvo que alguna de las judokas logre un ippon, en cuyo caso la victoria es suya. En ese tiempo hay que intentar puntuar lo máximo posible, mediante técnicas que son valoradas por unos jueces situados junto al tatami.
La final entre Tamura y Kye Sun-Hui será dificil de olvidar. Tamura no sólo era la gran favorita, sino que también contaba con el apoyo de la mayoría del público que seguía la competición desde las gradas. En Estados Unidos, la horrible propaganda de tantos años contra Corea del Norte hace que la gente se predisponga contra todo lo que venga de este país.
Nada de esto logró intimidar a Kye. Desde el inicio, la experimentada japonesa se vio sorprendida por la audacia y la agresividad de la coreana, que salió al ataque y sin ningún miedo ante la doble campeona mundial. Durante los primeros tres minutos del combate, ninguna de los dos fue capaz de puntuar, pero poco a poco la japonesa iba cediendo terreno a su rival. Por fin, a falta de sólo 22 segundos para el final, Kye logró enganchar la pierna de su rival y los jueces le concedieron un koka.
Atlanta 1996 - Triunfo de Kye Sun-Hui
Atlanta 1996 - Triunfo de Kye Sun-Hui
De este modo Kye ya casi podía tocar el oro con sus manos. Tamura, que no daba crédito a lo que sucedía, buscó desesperadamente darle la vuelta al marcador en los pocos segundos que quedaban, pero resultó inutil, e incluso los jueces le impusieron una penalización en los últimos instantes por un "falso ataque".
Terminado el combate, la japonesa arrodillada y con la mirada pérdida era la viva imagen de la derrota y la impotencia, mientras Kye Sun-Hui alzaba sus brazos con una gran sonrisa y corría a abrazarse con su entrenador, quien sin duda era una parte importante de su victoria. En la ceremonia de entrega de medallas, mientras sonaba el himno y era izada la bandera de su país, las lágrimas comenzaron a brotar de su joven y bello rostro. Había conseguido una medalla de oro para la gran nación coreana.
La victoria de Kye Sun-Hui fue una de las mayores sorpresas de los Juegos de Atlanta. Con sólo 16 años, era la campeona olímpica de judo más joven de la historia, algo que nadie ha superado hasta hoy.
Paris 1997 - Combate entre Kye Sun-Hui y la francesa Marie-Claire Restoux
El oro olímpico fue sólo el inicio de una carrera deportiva repleta de éxitos para Kye Sun-Hui, posiblemente la mejor deportista norcoreana de la historia.
En los Campeonatos del Mundo de París 1997 ganó la medalla de plata en la categoría de menos de 52 kg, perdiendo en la final con la francesa Marie-Claire Restoux. En 1998 ganó el oro en los Juegos Asiáticos celebrados en Bangkok, y al año siguiente ganó una medalla de bronce en los mundiales de Birmingham.
Sydney 2000 - Podium de Judo (-52 kg) - Noriko Narazaki (plata), Legna Verdecia (oro),
Kye Sun-Hui (bronce) y Liu Yuxiang (bronce)
Kye Sun-Hui (bronce) y Liu Yuxiang (bronce)
Bronce en Sydney 2000
En Sydney 2000 Kye Sun-Hui participó en sus segundos Juegos Olímpicos. Fueron unos Juegos muy especiales para los coreanos, ya que por primera vez en la historia Corea del Norte y Corea del Sur desfilaron juntas bajo una misma bandera. Muchos coreanos presentes en Sydney animaron a sus deportistas sin distinción entre el Norte y el Sur. Hubo un ambiente de camaradería nunca visto antes.
A diferencia de lo ocurrido en Atlanta, Kye ya no era una desconocida, sino que estaba considerada como una de las favoritas para ganar el oro. Junto a ella también entraban en los pronósticos la japonesa Noriko Narazaki (vigente campeona mundial) y la cubana Legna Verdecia (bronce en Atlanta). Tras derrotar a varias rivales, Kye tuvo que verselas en semifinales precisamente con Verdecia, una experimentada judoka de 28 años procedente de Holguín. Fue un combate enormemente igualado en el que el triunfo cayó del lado cubano por hantei, es decir, por decisión de los jueces. Finalmente Legna Verdecia ganaría la medalla de oro, mientras Kye Sun-Hui tuvo que conformarse la medalla de bronce, muy meritoria por otro lado.
Munich 2001 - Combate entre Kye Sun-Hui y la alemana Raffaella Imbriani
Osaka 2003 - Combate entre Kye Sun-Hui y la alemana Yvonne Bönisch
Osaka 2003 - Kye Sun-Hui, campeona mundial
Osaka 2003 - Kye Sun-Hui y el japonés Kosei Inoue, elegidos los mejores judokas del torneo
Atenas 2004 - Combate entre Kye Sun-Hui y la alemana Yvonne Bönisch
Subcampeona olímpica en Atenas 2004
Tras los Juegos de Sydney, Kye incrementó su palmarés de forma espectacular. En 2001 ganó en Munich su primer título de campeona del mundo, tras vencer en la final a la alemana Raffaella Imbriani por ippon. Tras pasar a la categoría superior de menos de 57 kg, volvió a quedar campeona del mundo en Osaka 2003, superando en la final a otra alemana, Yvonne Bönisch. Con esta judoka Kye mantendría una intensa rivalidad en los años siguientes.
Los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 eran su tercera participación olímpica, y partía como gran favorita dada su condición de doble campeona mundial. Su victoria sobre la cubana Yurisleidys Lupetey (una ex-campeona mundial) en semifinales parecía un buen augurió para luchar por el oro. La final olímpica enfrentó de nuevo a las dos finalistas de los mundiales de 2003: Kye Sun-Hui y la alemana Yvonne Bönisch. Esta vez, sin embargo, Kye no pudo con la teutona, que en los primeros instantes del combate se adelantó en el marcardor con un yuko, y acabó llevándose la medalla de oro, dejando a Kye con la plata.
Atenas 2004 - Combate entre Kye Sun-Hui y la alemana Yvonne Bönisch
Atenas 2004 - Podiun de judo (-57 kg) - Kye Sun-Hui (plata), Yvonne Bönisch (oro),
Deborah Gravenstijn (bronce) y Yurisleidy Lupetey (bronce)
Deborah Gravenstijn (bronce) y Yurisleidy Lupetey (bronce)
Atenas 2004 - Kye Sun-Hui, medalla de plata
Kye Sun-Hui ganaba así su tercera medalla olímpica consecutiva, todas de diferentes metales y todas en diferentes categorías, algo que ninguna otra judoka ha conseguido nunca.
En los últimos años Kye ha continuado siendo la reina de su categoría. En los mundiales de El Cairo 2005 se tomó la revancha sobre Bönisch, derrotándola por ippon para hacerse con su tercera corona mundial. Por último, en los mundiales de Rio de Janeiro 2007, Kye volvió a llevarse el oro, venciendo esta vez en la final a la española Isabel Fernández por ippon.
El Cairo 2005 - Combate entre Kye Sun-Hui e Yvonne Bönisch
El Cairo 2005 - Kye Sun-Hui, campeona mundial
Rio de Janeiro 2007 - Combate entre Kye Sun-Hui y la española Isabel Fernández
Rio de Janeiro 2007 - Combate entre Kye Sun-Hui y la española Isabel Fernández
Rio de Janeiro 2007 - Podium de judo (-57 kg) - Isabel Fernández (plata), Kye Sun-Hui (oro),
Bernadett Baczkó (bronce) y Aiko Sato (bronce)
Bernadett Baczkó (bronce) y Aiko Sato (bronce)
Rio de Janeiro 2007 - Kye Sun-Hui, campeona mundial por cuarta vez
Ser tres veces medallista olímpica y cuatro veces campeona mundial no es algo que esté al alcance de cualquiera. Pocos deportistas han llegado tan alto en su disciplina. Con muchos menos logros, algunos se muestran arrogantes y endiosados, como si se creyeran seres superiores. En cambio a Kye Sun-Hui no le gusta presumir ni alardear de sus éxitos. Es una persona sencilla, humilde y trabajadora, que lo entrega todo sin exigir nada a cambio. Sólo piensa en conseguir más victorias y poder dedicárselas a su nación y a su pueblo.
Una medalla de oro en los próximos Juegos Olímpicos de Beijing sería el broche perfecto para la carrera deportiva de esta mujer extraordinaria.
Kye Sun-Hui esta casada con Kim Chol, entrenador de judo, y compagina los entrenamientos con sus estudios de Educación Física en la Universidad de Pyongyang.
Su enorme deseo de victoria y voluntad de superación son su mayor tesoro. GOOD LUCK IN BEIJING!!!
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